En casa estamos en plena operación vaciado de congelador. A veces no controlamos y llega un momento en el que no nos damos cuenta de que no podemos ir comprando más de lo que consumimos, así que en estas operaciones exprés para evitar el "overbooking" del congelador vienen muy bien. Estas costillas ibéricas llevaban ya unos meses buscando su momento. Y el otro día llegó. Normalmente no cocino platos con costilla, no soy mucho de huesos en cuanto a carnes se refiere, pero así doraditas es verdad que no se pueden evitar, y acompañadas con un buen vino como el que os traigo hoy es un plato irresistible.
Las he preparado con un adobo clásico y tradicional, aceite de oliva virgen extra, vinagre, vino blanco, pimentón, ajos, laurel,,...y el resultado éste, unas costillitas para chuparse los dedos.
INGREDIENTES:
750 gr. de costillas ibéricas de cerdo (no es necesario que sean ibéricas, claro)4 dientes de ajoUna hoja de laurelUna cucharadita de Pimentón de la Vera dulceUna cucharadita de cominoSalPimientaVino blancoVinagre de vinoAceite de oliva virgen extra
PREPARACIÓN:
El adobo es una preparación que necesita de horas para aportarle todo el sabor a la carne o pescado en cuestión. Así que será muy importante que durante unas horas, o mejor de un día para otro la carne, en este caso, estén dentro del adobo. Por lo que preparamos nuestro adobo machacando los ajos en un mortero, añadimos el pimentón, el comino, el laurel picadito, la sal y la pimienta, y vamos añadiendo los ingredientes líquidos, al gusto, hasta ligar el adobo. Añadimos a la carne, cubriéndola lo máximo posible, tapamos el recipiente con un film transparente o con su tapa, en caso de tenerla y metemos en el frigorífico durante un mínimo de cuatro horas o de un día para otro.
Pasado el tiempo del adobo, sacamos las costillas y las doramos en una sartén amplia con un fondo de aceite de oliva virgen extra. Una vez doradas le añadimos el adobo y bajamos la temperatura, dejando una media hora hasta que veamos que las costillas ya estén tiernas y doradas. Servimos acompañadas de unas patatas fritas y de un buen vino.
En esta ocasión hemos optado por un López Cristobal, de la bodega del mismo nombre, situada en el mismo corazón de la Ribera del Duero. Un roble compuesto en un 95% de uva Tinta del País y 5% de la variedad Merlot, cuya crianza se da en barrica de roble durante tres meses y en botella otros tres meses. Un vino cuya nota de cata es la siguiente: "Color rojo cereza intenso, con reflejos violáceos. La perfecta conjunción fruta-madera, realza nítidamente su intensidad aromática. ( fresas, bayas y frutas del bosque ). Persistente en boca, resulta sabroso, muy bien estructurado; manteniendo su equilibrio muy personal permitiendo adivinar su breve contacto con la madera". Nosotros lo hemos adquirido en el Lugar del Vino de la Costa Tropical, y allí Rosalía nos cuenta que este vino se vende por cajas, siendo el más vendido del amplio repertorio que se encuentra en su vinoteca. Y una de sus ventajas es, sin duda, su precio, que ronda los ocho euros.
Con estas dos propuestas os dejo, deseando que tengáis un buen comienzo de semana.
Lidia.